Por qué tomo fotos

Por Adriana Med:

«Coleccionar fotografías es coleccionar el mundo»

                                  Susan Sontag

|He notado un constante menosprecio a la fotografía en los últimos años debido a su creciente popularidad. Al parecer, como ahora todos tienen una cámara y gustan de tomar fotos para luego publicarlas en Facebook o en Instagram, la fotografía ya no es tan interesante. Esta percepción me parece injusta. En primer lugar, no entiendo por qué la popularidad tendría que ser necesariamente algo negativo. Debería darnos gusto que cada vez haya más gente interesada en las artes.  ¿Y no es hermoso que ahora podamos ver a través de esas imágenes un poco del alma de amigos o familiares que viven lejos, o que ya murieron, o de personas que nunca conoceremos pero que son muy interesantes y visitan lugares increíbles?

A mí me maravilla la fotografía porque es un punto de vista único de un momento que nunca se repetirá. Te permite ser creativo a partir de cosas que ya existen y compartir con el mundo la manera en que lo ves. También alimenta tu capacidad de asombro y te hace más perceptivo.

Cuando tenía diecinueve años me inscribí en un curso de fotografía manual en La casa del lago. Tomé muchas fotos y fui muy emocionada a revelar el rollo, pero me topé con la desagradable sorpresa de que no lo había puesto bien, o se había velado, o la cámara no funcionaba correctamente. Había perdido esas fotos para siempre. Podía volver a los mismos lugares y tomar muchas fotos, pero ya no serían las mismas. Tendrían otras nubes, otras personas, otros animales, otros sentimientos. Fue entonces cuando me di cuenta de que las fotografías son irrepetibles como la vida misma, y que tomarlas es una manera de congelar el tiempo.

Es verdad que algunas personas le dan tanta importancia a las fotos y a la apariencia que dan a través de ellas, que se olvidan de vivir el momento o de solo ser, pero eso no es culpa de la fotografía ni de las cámaras, sino de cada quien. El uso que le damos a las herramientas que tenemos a nuestra disposición y el modo en que vivimos es una decisión personal.

Otra cosa que también ha ganado una muy mala fama a tal punto de ser considerada una tontería y una vulgaridad, es el autorretrato (ahora comúnmente llamado selfie). Se cree que es una novedad pero en realidad es una actividad antiquísima que ha sido practicada por grandes fotógrafos. Hay autorretratos malos, pero también hay unos muy bellos. No hay que prejuzgarlos.

 Creo que la fotografía es una de las mejores y más transparentes oportunidades que tenemos para expresar nuestra individualidad y capturar nuestra mirada. En cierto modo, una foto es una ventana a la mente del fotógrafo. Abrir los ojos ante todo lo que pasa a nuestro alrededor, ver incluso esas pequeñas historias, esos seres diminutos, esas notas al margen, esas cosas que ocurren tras bambalinas o cuando ya ha bajado el telón, es una de las cosas más emocionantes que podemos hacer. Y creo que por eso tomo fotos. Porque me gusta tanto ver que quiero volver a ver lo que he visto, y compartirlo.